La CMPCC busca que el hombre tenga una vida de armonía con la naturaleza

El canciller David Choquehuanca comenta que durante la reunión de los presidentes en Copenhague un activista del medioambiente logró evadir la barrera de seguridad del lugar donde se encontraban reunidos los mandatarios. Cuando éste se encontró frente a la mesa de discusiones gritó una frase que se ha convertido en el slogan principal de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra: “Cambien el sistema, no el clima”.

Esa premisa es la que se intentará aplicar a partir de la CMPCC y el segundo Grupo de Trabajo que la organización del evento le ha denominado “Armonía con la naturaleza para Vivir Bien”.

Según explica el embajador de Bolivia ante las Naciones Unidas, Pablo Solón, “este Grupo de Trabajo tiene por objetivo pensar, recuperar, analizar y desarrollar las alternativas al sistema capitalista para promover soluciones de fondo al problema del Cambio Climático.

Para el canciller David Choquehuanca es necesario retornar a “las costumbres de los ancestros indígenas que vivían en completa armonía con el entorno”, lo que permitía una sostenibilidad económica y social en las comunidades y los pueblos. La autoridad también exige la recuperación de la sabiduría indígena y su ciencia basada en los ciclos naturales del cosmos y del Universo que son los elementos que guían al ser humano durante su paso por el planeta Tierra.

Durante el encuentro preliminar de la CMPCC que se llevó a cabo en marzo pasado en Cochabamba, se rayó la cancha de lo que será este grupo de trabajo y se trazaron los principios básicos para llegar a una armonía con la naturaleza; éstos son: la complementariedad, reciprocidad, respeto mutuo a la soberanía de nuestros países, justicia, equidad, y respeto a la diversidad cultural.

El presidente Evo Morales criticó en reiteradas oportunidades los afanes expansionistas de Estados Unidos  que llevan a ese país a gastar millones de dólares en armamento sin tomar en cuenta que esos recursos económicos podrían calmar el hambre de millones de seres humanos en el mundo. Estas actitudes de los países llamados por el primer mandatario como “irresponsablemente desarrollados” son las que llevan a que la naturaleza sea devastada de una manera acelerada, además de causar también que las tierras que deberían ser destinadas a la producción agrícola sean utilizadas como campos de almacenamiento de basura.

“Para lograr la Armonía con la Naturaleza y ayudar a restaurar el equilibrio de la Madre Tierra hay que superar el paradigma antropocéntrico, erradicando sobre todo el modelo capitalista, para tener un mundo sin imperialismo, colonialismo ni consumismo”, explicó el presidente Morales en su discurso ante la ONU con motivo de la declaración del Día de la Madre Tierra.

En este Grupo también se analizarán las maneras de crear una relación directa entre los derechos humanos y los derechos de la Madre Tierra para que se constituya una complementariedad entre ambos. Es necesario que se considere que ambas declaraciones están en el mismo nivel de importancia.

En la pre cumbre de Cochabamba se vio la necesidad que este grupo de trabajo haga “reconocer que existen recursos comunes para todos los seres humanos, como la atmósfera, el agua, biodiversidad, conocimientos, sabidurías y servicios básicos en la Madre Tierra y el Universo los cuales deben ser respetados, gestionados y manejados de manera adecuada, sin ser considerados objetos de mercancía, permitiendo que todos se beneficien de manera equilibrada y equitativa” además se debe respetar y dar valor al ser humano por lo que es y no por lo que tiene”.

Una de las premisas básicas de este grupo de trabajo será el considerar a la Tierra como “Madre”, y como tal pedir un absoluto respeto hacia ella ya que, según se dijo en la Pre-Conferencia de Cochabamba “ella nos alimenta a todos los seres satisfaciendo nuestras necesidades, garantizando la soberanía y seguridad alimentaria. Por ello es que no se debe abusar de sus bondades ni considerarla como un recurso de explotación ni mercancía, porque es parte de nuestra vida.